sábado, 17 de enero de 2009

Berlín Día 2

Madrugón para aprovechar la luz del día, aunque a esta altura del año también al día le gusta dormir.
Desayuno en el Kamps para retomar fuerzas y al metro (Stadt-mitte), eso sí, no sin antes una foto en el Checkpoint, pero el de la tienda Mini.

Empezamos el día en AlexanderPlatz donde junto al reloj mundial uno se siente un "enano" rodeado de las inmensas construcciones. Con cuidado por el hielo en el que se ha convertido la nieve caída los pasados días, nos acercamos hasta el Ayuntamiento que no pasa desapercibido por el rojo de sus ladrillos.

Lo bueno de no preparar un viaje, más adelante llegará lo malo, son las agradables sorpresas y detalles inesperados que te vas encontrando. Una de ellos fue el barrio Nikolai. Rodeado de modernos y gigantes edificios contrastan las viviendas más viejas de la ciudad. Después de la escala a que nos reduce Alexander Platz, realmente no se espera este cambio.

Bordeando el canal, subimos a la isla de los museos parando antes en la imponente Dom o Catedral.
Uno de los principales atractivos de Berlín son sus diferentes y variopintos museos. Existe una entrada para ver todos lo museos y creo que merece la pena si se tiene tiempo.
Dentro de la oferta, decidimos ir al Pergamo. Rápidamente sorprende al visitante por el concepto, al menos novedoso para nosotros, del tamaño del contenido expuesto. Dista mucho del tradicional museo, dado que ofrece auténticas construcciones con dimensiones que nunca esperaría en un lugar cerrado. De ahí que primero vino el contenido, la exposición y después el continente, el edificio.
Recuerda en cierta medida al templo egipcio del Metropolitan de Nueva York. Hablando de Egipo, de este viaje nos quedó el busto de Nefertity en el museo Egipcio de Berlín.

Cruzamos la isla de los museos para llegar hasta la Nueva Sinagoga. Una pena la estrechez de la calle que no permite observarla bien en la distancia. Junto a ella, en uno de los muchos patios abiertos que se esconden tras los edificios, hay una pequeña tienda de deliciosos caramelos artesanales (Bonbon Macherei).

Antes de buscar un lugar por la zona para comer, pasamos por los Tachelles, edificios protegidos en su día de la demolición y máxima expresión del movimiento Okupa. Había leído de todo y la verdad es que seguirá generarando opiniones opuestas.

Por la tarde, toca la visita al santuario de grafitti: East Side Galery. Este museo al aire libre, ha permitido mantener este tramo de 1,3 KM de un triste recuerdo del pasado de una forma artística y en cierta medida divertida. Son muchos y curiosos los grafittis, que hará que cada cual escoja su favorito. Aquí dejo el mío.

Para cerrar las jornadas y de esta forma aprovechar mejor la luz diurna conviene dejar las visitas a los museos. Hoy decidimos visitar el Museo Judío, auténtico generador de sentimientos y lugar para "sentir" el genocidio. Es un museo diferente que logra recordarnos la historia judía y en particular las atrocidades y sufrimientos causados por el Holocausto.

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