lunes, 13 de agosto de 2007

Crucero Fluvial Francia. Día 3 Saintes St Savinien

Madrugón para comprar el desayuno, que como no podía ser de otra manera, eran unos deliciosos croissants. Qué buenos !!!
Como todo viaje, no debe olvidarse el aspecto gastronómico y creo que en Francia la repostería puede ser un buen exponente.

Después del exceso calórico, aprovechamos la mañana para quemarlo recorriendo Saintes. Empezamos por uno de los monumentos más representativos y que se encuentra a escasos metros de nuestro amarre: el Arco Germánico.

El paseo nos lleva por diferentes muestras del patrimonio de Saintes:
  • anfiteatro romano, preparado en verano para obras de teatro
  • la catedral de Saint Pierre
  • la iglesia de Eutrope y sus inquietante cripta
  • el ayuntamiento con unas espectacular vistas de toda la ciudad
  • las termas romanas de Saint Saloine
... y seguro que nos dejamos otros muchos.


Después de comer dejamos la ciudad. Es un buen momento para turnarnos al timón del barco, pasando de grumetes a capitanes por un instante.

Las orillas del río es una sucesión de pescadores que obliga a esquivar sus sedales. Es difícil y nos llevamos alguno con el consiguiente enfado del propietario. ¿Qué nos habrá gritado?. Son constantes las sorpresas, desde un barco encallado, extraños artilugios de pesca y alguna que otra impresionante villa.

En St Savinien, tomamos la decisión de acabar nuestra navegación hacia el mar y coger un tren hasta La Rochelle.
Atamos el barco a un viejo y carcomido amarre junto a la esclusa automática pues parece que nuestro barco no pasaba por debajo del puente que daba acceso al puerto del pueblo. Tuvimos nuestras dudas y lo intentamos pero ...
Nos informamos en la oficina de turismo sobre la ciudad y los horarios de trenes hacia La Rochelle, decidiendo madrugar para pasar nuestro primer día lejos del barco.
Menuda noche, entre el temor de romper el punto de atraque y los sonidos de ranas, de aves y de la misma corriente, no fue fácil conciliar el sueño.

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