jueves, 1 de abril de 2010

Japón Día 14. Un día de altura para la despedida: Shinjuku y Shiodome

Tranquilo desayuno para coger el metro fuera de la hora punta y así sin agobios hasta la parada de Shiodome, nueva zona de desarrollo en la desembocadura de la bahía. Allí, nos encontramos lo máximo en baños, al menos visto por nosotros. Dentro del showroom de Panasonic exponen un sanitario ¡con reposabrazos!.
En la parte posterior del rascacielos y rodeado de inmensos edificios, una réplica de la primera estación de Tokio, destruida por un incendio a comienzos del siglo XX.

Vuelta al complejo, que recuerda en sus bajos a la zona de Azca en Madrid aunque más nueva y limpia, el edifio Caretta -tipo de tortuga que es la imagen del centro- ofrece acceso gratuito a las plantas 46 y 47. La vista de la bahía de Tokio, Odaiba -isla artificial con el singular edificio de Fuji TV- o el puente de Tokio es magnífica.
Permanecimos solos durante más de veinte tranquilos minutos disfrutando de la panorámica del sur de Tokio.

Visita al parque Hamarikyu que habíamos "sobrevolado" desde el edificio Caretta, con su lago rodeado por campos de flores amarillas y cerezos floreciendo. Pero la imagen más llamativa podría ser la casi perfecta pared de fondo que forman los nuevos rascacielos de la zona.

Y seguimos con las grandes construcciones. Nos queda otra de las más representativas, la Torre de Tokio, inspirada/copiada de la Torre Eiffel, aunque con unos más que llamativos colores blanco y naranja. Nos acercamos caminando (30 minutos) al templo Zojiji a la hora de la comida, lo que se traduce en un agradable bullicio causado por la gente de las oficinas de la zona. Algunos portando fiambrera en mano izquierda y cámara en derecha. Allí, la vista ofrece el contraste de lo tradicional frente a la modernidad representada en la torre.

Han sido muchos días en la zona pero aún no conocíamos el Shinjuku de día aunque la noche, desde luego, no tiene desperdicio. Empezamos por la zona oeste, marcada por sus grandes edificios de diseño y subimos a la segunda de las torres del ayuntamiento. Espectacular tanto de día como de noche. En el ascensor, se repite la sensación de la mañana en los tímpanos debido al rápido descenso de las más de cuarenta plantas -nombre médico barotrauma-.

Seguimos nuestro paseo con otro vecino del ayuntamiento, el hotel Hyatt, famoso por ser centro de la película "Lost in Translation". Película del todo recomendable como preparación de viaje a Tokio. Formas diferentes, capricho de arquitectos, para cerrar el turismo de altura.

Un nuevo recorrido por Isetan, en este caso acompañados por una amiga japonesa que nos explica en detalle cada producto, acrecienta aún más la atracción casi imparable que causan estas enormes delicatessen. Se entiende el consumismo japonés. No se puede parar, así que añadimos sopas, nuevas galletas de sabor a marisco, dulces, etc. Pero sin lugar a dudas uno de los puntos de mayor choque es el expositor de la carne. Carne producida por ternera atendida con especiales cuidados y al estratosférico precio de ¡500 €/kg !

Tenemos la oportunidad y el placer de ver Marunouchi, en una noche clara y despejada, desde una de las imponentes oficinas de esta zona. No deja de impresionar el Tokio nocturno.

Y toca despedirnos y para ello una de las mejores comidas del viaje en un teppanyaki del Shin Marunouchi Building. Foie, vieira y una carne que prácticamente se deshacía cual mantequilla. Que me perdonen pero ¡pecado mojar en salsa de soja esta manjar!

Todo un placer para los sentidos para concluir el viaje.

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