miércoles, 21 de abril de 2010

Milán Plácido Domingo. El día de las casualidades

Nunca lo hubiese creído: primera ópera y quizás en su templo por excelencia: el Teatro de la Scala, y con el más grande: Plácido Domingo.

Todo ello se ha debido a una serie de casualidades que no tienen desperdicio:

1. Esta semana una conferencia nos lleva a Milán aunque con un importante contratiempo: el caos aéreo en Europa provocado por el volcán del glaciar Eyjafjällajokull en Islandia. Los aeropuertos de Milán, Malpensa y Linate, permacenen cerrados lunes y toda la mañana del martes. Vuelo cancelado el lunes pero aparece un billete con Alitalia para la mañana del miércoles. Dudas hasta la puerta de embarque, pero sale sin problemas y para mi sorpresa, casi vacío. ¿Miedo a volar?.

2. Después de las primeras conferencias, casi vacías, paseo por Milán y en las puertas del teatro no hay duda: hoy hay ópera. Elegancia italiana en las puertas de acceso al teatro, y nosotros de vaqueros.

3. Son las 20, hora de comienzo de la función. Nos acercamos a las taquillas y para nuestra sorpresa aún quedan entradas en lo alto del teatro -Galería 2-. No se pueden perder estas oportunidades: ópera Simón Boccanegra. Ascensor hasta el último piso del teatro y llegamos a nuestras localidades en el "techo" del teatro.

Pero las casualidades no acaban ahí.

4. Parece que el tenor principal es el gran Plácido Domingo. No hace mucho se publicaba en prensa la operación de Plácido Domingo. ¡No puede ser!. Afortunadamente se ha recuperado y seremos de los privilegiados en asistir a una de sus representaciones.

Casi imposible seguir el argumento de Simon Boccanegra salvo por los diálogos de
"Figlia!" - "Padre!!"
Tanto es así, que al final del primer acto y pensando que todo había acabado después de la ovación, recorrimos y disfrutamos tranquilamente del colosal teatro probando alguna de sus 2000 localidades. Pero ¿por qué la gente no se va?, ¿colas en el bar?. ¡Qué tranquilidad para desalojar!, tan lejos del caos de la circulación milanesa. Fácil, la respuesta estaba en el programa: aún quedan dos actos.
Espectacular la puesta en escena del senado.

5. Penúltima casualidad, la pareja a la que le pregunté en facturación de Barajas si era la cola para Milán y que viajaba en el avión, también estaba en la ópera. Envidiable disculpa para acercarse a Milán.

6. Y última casualidad. El sábado el aspecto de la Scala cambió totalmente. Toda la plaza protegida con vallas, con caribinieri y fuerzas especiales rodeándola, sólo puede ser motivada por una cosa: ¡Silvio Berlusconi está aquí!, nuevamente dando la "cara". Esta vez han aumentado la distancia de tiro, no vaya ser que alguien se acerque al auténtico Duomo y le arroje una piedra catedralicia.

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