sábado, 24 de abril de 2010

Milán Sábado: ¡Grande!

Milán nunca aparecerá entre las ciudades recomendadas masivamente. Ciudad a veces hasta denostada y olvidada posiblemente debido a sus "pocos" monumentos. Bajo mi punto de vista, esa no es la realidad. Esta imagen preconcebida se viene abajo rápidamente sólo con pararse frente al Duomo y girar 360º.

Es una ciudad para pasear y disfrutar con tranquilidad, recorriéndola sin prisa en sus antiguos tranvías o paseando por sus calles repletas de gente ávidas de comprar último modelo. Si el objetivo es ir marcando y acumulando en un mapa los monumentos visitados, creo que Milán se vería en menos de un día pero sin poder disfrutar del contacto con la ciudad y su ambiente.




Y el Duomo. No tiene desperdicio se mire desde donde se mire:

Frente. Con su majestuoso fachada llena de delicados trabajos de talla y como no, los pícaros atrayendo las palomas para lo turistas (ojo con ellos).
Posterior: con sus calles comerciales repletas de milaneses siempre perfectos y a la última moda.
Derecha. Con el palacio
Izquierda. Con la señorial Galeria de Emanuele II
Arriba. Llega la decisión, ¿escalera o ascensor? No suele existir duda salvo lesión: escaleras. Es quizás, la vista a su tejado lo que le diferencia de otros templos y aporta el toque especial por la proximidad a gárgolas, etc.
Interior. Es un espacio que parece romper las limitaciones físicas marcadas por sus paredes e increíbles vidrieras.

Después del deporte de ascenso y descenso de escaleras, toca un merecido descanso y nada mejor que Rinascente para sentarse junto al Duomo. Si en Japón algunas delicatessen sorprendían, aquí no es menos, donde un vinagre puede superar los 100 euros.

Galería Vittorio Emanuele II, todo lujo, todo diseño, todo esplendor, .. y sin que falte el Made In Spain a través de nuestro clásico Lladró.

Volviendo a Corso Emanuele, galerías repletas de ávidos compradores de moda, aquí a los precios vuelven a ser terrenales. En una calle paralela, aparaece la tienda oficial Ferrari con precios Ferrari pero santuario para los que nos hemos vuelto recientemente más ferraristas/alonsistas. Allí pueden encontrarse objetos como el coche de la temporada 2009 o un espectacular motor con sus diez cilindros y componentes de carbono, campeón con Michael Schumacher.

La tarde se puede pasear tranquilamente por la Trienale si nos hemos olvidado un punto indispensable en los preparativos de un viaje a esta ciudad. Una de las primeras tareas preparando el viaje a Milán, casi incluso antes de comprar el billete, es reservar la entrada para visitar La última Cena de Leonardo Da Vinci. Desafortunadamente y pesa a la anticipación esta semana fui imposible al celebrarse la Semana de la Cultura en Italia. Tendremos que quedarnos con visitar la Iglesia de Santa María de Grazie.

Cambio de tercio. Hora de un recorrido gastronómico.

Creo que por todos es conocido o hemos oido hablar del gelato -helado- italiano. En Milán junto a plaza Cadorna, Chocolat, lo sube a otro nivel de la gastronomía -un poco exagerado pero al que le guste el frío postre me entenderá-. Este nirvana alcanza su culmen para los amantes de los derivados del cacao -con seis variedades de chocolate negro-, la nutella, etc.
Incluso algunos lo sitúan entre los mejores 10 restaurantes de la ciudad. Personalmente tampoco tendría duda.

Cena a la española con el partido del AC Milán en la tele en Le Specialitá y con el camarero más preocupado por el resultado que por los platos: ¿cultura latina?. En la pizza Pescatore, casi no se llegaba a ver la masa cubierta por frutos di mare -mejillones, almejas, calamar, marisco, ...- que llenaron un plato con sus cáscaras.

Un bien sitio para comer es Brera, la recuperada zona céntrica de Milán. Para algunos la número 1, Sibilla es la tradicional pizzería de mantel de tela roja, servilleta de papel, mesa compartida, precios asequibles pero pizzas con el sabor tradicional.
Justo frente al anterior un renovado y más refinado restaurante, Convivium, es otra buena opción aunque a un precio superior. Buenísimo el risotto con pescado -romo?- y no menos el tiramisú.

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