No teníamos claro si continuar a Yokohama por la tarde, ya que estaba fuera del alcance del pase y tendríamos que cambiar a JR.
Ya en la estación de Fujikawa, cambiamos de tren para recorrer la zona de Kamakura. Y primera parada con dos visitas:
El Gran Buda (Daibutsu), construido en bronce y amortiguado para evitar terremotos. De hecho soportó los maremotos que arrasaron el templo en el que residía.
A travesamos Kamakura por su calle comercial o como la llaman "Shopping Town", nuevamente plagada de gente para llegar a Tsurugaoka Hachimangu, uno de los últimos templos del viaje. Por cierto, son las doce de la mañana, ¿cuándo trabajan aquí?
Otra entrada que se cae de la lista. Descartamos parar en la Isla de Enoshima.
Otros dos lugares se vuelven a caer de la lista de visitas de hoy: Kitakamura -ya un poco saturados por templos y santuarios- y la enorme ciudad de Yokohama, en particular su barrio chino y la zona de la bahía.
De vuelta a Tokio y con la disculpa de comprar ropa de abrigo para mañana recorremos el quizás uno de los mejores y más lujosos centros comerciales de Tokyo, Isetan. Seguro que volveremos.
Repetimos cena de tempura –más vale bueno conocido que mejor por conocer- pues el teppanyaki que intentamos en Shinjuku no admite sin reserva. Fue difícil localizar el teppanyaki pues la referencia del mapa, una tienda llamada “Don Quijote", se resistió. Después de dar mil vueltas, pasar por calles con locales rotulados con "Girls", apareció el local en un sótano pero con muy buena pinta.
Sin planificarlo un buen recorrido nocturno por el divertido Shinjuku Este.
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