martes, 30 de marzo de 2010

Japón Día 12. Por tierra, aire y agua: Hakone

Al menos Tokio amanece con un espectacular día que esperemos se traslade a Hakone, ciudad balneario y una de las mejores zonas para disfrutar de las vistas que ofrece el Monte Fuji (Fuji-san).
Ayer, compramos un pase (5000 Y) que nos permitirá utilizar medios de transporte terrestres -tren, funicular y bus-, acuáticos -barco- y aéreos -teleférico- para recorrer la zona.

Después de una hora y media en el Romance Car -se paga un complemento pero es más rápido, cómodo y directo-, se confirma el pronóstico del tiempo con un espectacular cielo azul, aunque con una agradable sorpresa: un manto blanco cubre todo. Esta pasada noche ha nevado.

Todo el día gira entorno al Monte Fuji, con un recorrido que parte y termina en la estación de Hakone-Yumoto. Sin embargo otro entrañable personaje de la infancia aparece en el viaje. Dentro del folleto hay un juego ¿para niños?, donde se estampan en los puntos del recorrido sellos con la imagen de personajes de nuestra querida Heidi: el abuelo, Pedro, Clara, Blanquita, Niebla... -ya no me acordaba de su nombre pero no hay nada que Google no solucione-.


El abuelo en Hakone-Yumoto
Todo perfectamente organizado. Bajar del Romance Car y basta cambiar de andén para subir a un pequeño tren de montaña que nos espera, el Tozan Railway. Nos va subiendo lentamente hasta la estación del funicular. Con la altura, la capa de nieve va creciendo en espesor y también el frío.
Es curioso como en alguna de las estaciones el tren retrocede y cambia de vía para continuar por una nueva rampa.
En el camino se queda el Museo al Aire libre donde hoy se podían ver, o mejor intuir, algunas esculturas totalmente cubiertas por un fino manto de nieve.

Pedro en Gora
La estación de Souzan es una réplica de un edificio de los Alpes suizos, incluida su típica campana. Aquí no hay más remedio que esperar la siempre perfecto y bien organizada cola, con suerte al calor del sol.

Y tomamos el funicular para escalar los Alpes japoneses enlatados como sardinas. Pero aún entraban más y así lo comprobamos en las dos paradas intermedias que hizo antes de llegar a destino.

No podía faltar, en la misma lata, españoles y más concretamente de Madrid. Casualmente han hecho el mismo recorrido, lo que empieza a confirmar que ha sido una buena elección.


Blanquita en Owakudani

Cambio al medio aéreo: teleférico .Ohhh! Por fin aparece el esperado Monte Fuji.
Primera parada del día en Owakudani, famoso por sus, textualmente, "saludables" huevos negros. Este color se produce al ser cocidos dentro de las fumarolas volcánicas que existen en la zona. Dicen que mejora la salud y alarga la vida, así que caen un par de ellos (5x500Y) que venden en medio de la zona de fumarolas entre el olor sulfuroso que se desprende de las fumarolas hoy ocultas debajo de la nieve.


Pocos lugares en el mundo deben consumir tantos huevos, ni tan siquiera las fábricas de tocinillo del cielo de Grado.
Por cierto, las vistas desde este punto del Monte Fuji son magníficas.

Continuación en teleférico hasta el puerto de Togendai, donde con mala suerte nos quedamos cortados en la cola por 5-6 personas, con lo que tenemos una espera de media hora hasta el siguiente barco.

Heidi en Togendai (Hakone Sightseeing Boat) por el lago Ashi
Por fin, la estampa de nuestra querida amiga de la infancia. Aquí cambiamos de medio, pasamos al barco que cruzará el lago Asahi. Muy ?, no sé como describir el barco pirata que nos llevará a la otra orilla del lago. Eso sí, los niños van encantados en él jugando entre los mástiles.
Hoy el paisaje es increíble -¿sinónimos de increíble?-, con los árboles nevados y el cielo impoluto que, a pesar del frío, invita a navegar en cubierta disfrutando del recorrido.
A estribor, el tupido bosque verdiblaco. A babor, templos con sus toriis vestidos de brillante naranja.

Niebla en Hakonemachi
Llegada al puerto y cómo no, búsqueda del sello.
Nuevamente la vista del Monte Fuji es increíble. Un día totalmente claro que, por lo que nos han comentado, no se suele dar.

Desde aquí, a unos cinco minutos andando está el Checkpoint (punto de control) rehabilitado de la línea Tokaido que unía Tokio y Kioto en el período Edo. En ella hay una reconstrucción de los equipamientos, incluidos los distintos retretes -casetas con agujeros en la tierra-, muy diferentes de los actuales e impactantes modelos de baño japoneses.
Lo mejor, las vistas desde la torre de vigilancia. ¡Cómo subía las escaleras la abuela! Nos asfixió.

Clara en Moto-Hakone y vuelta
Caminando con cuidado sobre la nieve llegamos al destino final, Motohakone-ko. Aquí ya tomamos el último medio de transporte del día, un bus, para volver al punto de origen por una carretera de montaña que vuelve a recordar un circuito con sus curvas perfectamente peraltadas.
Como casi todos los días, descartamos uno de los destinos, Hatajuku, pueblo con artesanía de madera.

Circuito competo y sellos conseguidos para un merecido premio consistente en una bolsa de tela con Heidi y sus "colegas" estampados.
Mala suerte. No quedan billetes para los dos próximos trenes rápidos (Romance Car) y eso que nos informaron que no era temporada alta y no habría problemas. Segundo fallo aunque éste tampoco importa mucho. Nos da una hora para un nuevo recorrido por las tiendas de Hakone donde por supuesto cae algo más en la mochila: las muñecas de madera que estábamos buscando. Después del viaje nos hemos dado cuenta que las hemos visto en casi todos los destinos, incluido el aeropuerto.

Ya de vuelta en Tokio, comienza la segunda parte del día.
Antes de caer derrotados por la larga jornada, volvemos a practicar el deporte consumista: recorrido por un par de centros comerciales situados en los alrededores de la estación de Shinjuku.
Al salir del tren, bajamos hasta el centro comercial perteneciente a la misma compañía. Es impresionante la sección de alimentación de Odakyu que no se puede describir con palabras, hay que venir a verla, olerla y probarla.
Lumiere 2 también en la misma estación.
Tamashimaya formado por espacios para marcas y con una buena sección de artesanía (teteras, palillos, cajas lacadas, etc). Tokyu Hands orientado a artículos del hogar, etc. Ambos localizados en el mismo edificio a cinco minutos de la salida sur (este) de la estación.

Vuelta rápida con algunas ideas para llenar los "huecos" de la maleta los próximos días.

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