domingo, 21 de marzo de 2010

Japón Día 3. Fotógrafo de bodas por un día: Yoyogi, Ueno, Akihabara

El maldito despertador suena a las 7:00 pero el cuerpo no responde. A pesar de los intentos no conseguimos levantarnos hasta las 9:00. Café en un conocido de casi todos los viajes, Starbucks, en el Southern Terrace de Shinjuku.
Aprovechando el domingo, nos acercaremos a los parques de Tokio: Yoyogi, Ueno y si hay tiempo visitaremos Akihabara, la ciudad de la electrónica. El domingo es el mejor día para visitar los grandes parques de Tokio.

Cogemos la línea Yamanote, la circular que recorre el centro de Tokio -como la línea 6 de metro de Madrid-. Otra curiosidad: los primeros vagones del metro en horas puntas están reservado sólo a mujeres.

Nos bajamos en la estación de Harajuku, que bien ya vale la visita y entramos en el parque Yoyogi. ¿Dónde están los "atuendos" manga? Tras una pequeña caminata rodeados de árboles, dejamos atrás unos curioso barriles de vino francés para la consagración y llegamos al santuario Meiji, centro del parque.
¡Anda que suerte, una boda!. Preciosa la novia y en general todo el cortejo. Esperamos unos minutos a que se preparen, y sigue, y más. Esto es eterno. Hasta que acaban de preparar y colocar cada hilo del traje de la novia y empieza la sesión de fotos al menos 10 minutos de preparación para 3 minutos de fotos. Utilizan hasta una fotografía para precisar la posición de cada detalle del vestido.
Y otra boda y otra, no era suerte, hoy es un domingo parece especial. Al menos cien fotos de las bodas, creo que más de las disparó el fotógrafo en mi boda.
Pasadas las bodas recorremos el santuario lleno de detalles siempre cuidados al máximo.
Dejamos el templo para perdernos un rato hasta encontrar el Museo del Tesoro Meiji. Con el día que hace no apetece museos y dedicamos el tiempo a disfrutar del propio parque y del "skyline" de Tokio, además de alguna curiosa escena, como la pareja fotografiando a su peluche.
Regresamos a la entrada del parque para visitar la zona del estadio Olímpico, donde se celebraron los juegos de 1964. Parece que se están celebrando algún tipo de juego escolar pues son cientos los niños que se congregan en la zona. Esta vez los carteles no ayudan: sólo japonés.
Si a la entrada del parque nos habíamos encontrado unas chicas vestidas con el tradicional kimono, a la salida el "paisaje" es diferente: unos travestidos intentando, nunca mejor dicho, cantar. Esto ya se parece más a lo que esperábamos de Yoyogi.

Buscando la calle Takeshita, bajamos por los Campos Eliseos japoneses, la calle Omotesando, rodeados de tiendas de moda y donde no podía faltar otro clásico ya de todo viaje, Zara, siempre bien situado en las mejores zonas. Al final en un cartel zonal, nos orientamos, girando a la izquierda para llegar a Takeshita Dori (dori = calle) justo frente al inicio de la calle Harajuku. Aquí entre la riada humana, encontramos por fin los estrafalarios vestidos y zapatos de cultura manga, etc. Muy pintoresco.

Por fin, ya de vuelta en la estación consigo la esperada foto. Tras pedir permiso a la chica, se arregla y posa para foto con su falda de volantes rosa.
Vimos a los rockers en la acera opuesta al Estadio Olímpico pero al final no nos acercamos.

Vuelta al metro para ir al Parque Ueno.

Es hora de comer y uno de los mejores lugares es la estación. Dulce, dulce y más dulce, aunque al final aparece una tienda de sushi que nos llevamos para comer al parque. En la entrada, un puesto de bolitas rellenas de pulpo que nos habían recomendado. No vamos a dejar pasar la oportunidad. Opiniones divididas.

Como el parque Yoyogi, Ueno es un hervidero de gente disfrutando del espectacular domingo casi de "manga corta" (sólo algunos). Damos un tranquilo paseo rodeados por los primeros cerezos florecidos recorriendo los principales lugares del parque:
  • La gran pagoda budista
  • El santuario Gojo con su pasillo formado por rojos torii (puertas) de entrada, donde uno de los primeros cerezos florecido nos recibe
  • El lago con su puente rodado de puestos de comida que da acceso a la sala Benten
  • La estatua Saigo Takamori -líder del ejército Meiji- y su perrito
  • El santuario Tosho Gu y sus cincuenta candelarios donde se tiene la mejor vista de la pagoda que sobresale dentro del zoo
  • Finalmente el Museo Nacional de Tokio ya cerrando sus puertas

En lugar de coger el metro en Ueno, atravesamos el sector de Yanaka, donde casas y calles se mezclan con las tumbas de su cementerio.

¿Tokio caro?
Justo a la entrada de la estación de Nippori, un ryokan -hotel tradicional- ofrece habitaciones por 3500Y (menos de 30 €).

Ya oscureciendo, sobre las seis, cogemos el penúltimo tren del día con el propósito de dedicar un par de horas a Akihabara, la Ciudad de la Electrónica. Recuerda en cierta medida el colorido nocturno de Nueva York aunque el ambiente es diferente. Los gritos de los vendedores no pasan desapercibidos y sorprenden en las primeras tiendas, llegando a recordar mercados y rastros tradicionales de nuestro país. No esperas que se vendan teléfonos, PCs, etc a voz en grito. ¡Tengo el mejor teléfono! ¡Oiga, a 10000Y!
Las tiendas son enormes y no perdemos la oportunidad de entrar en una de las mayores, Yodobashi, con al menos siete plantas dedicadas a artículos de electrónica.
Parece que el país rinde culto a la electrónica. Son cientos y cientos de personas que recorren la zona, donde se puede encontrar cualquier cosa, incluso un icono manga de nuestra niñez: Mazinger Z. ¡Qué recuerdos junto a Afrodita!


Vuelta al hotel, sin comprar, que mañana toca madrugar.

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