miércoles, 24 de marzo de 2010

Japón Día 6. Paz y amor: Hiroshima Miyajima

Nuevamente escribiendo en vivo y en directo.
Con lo puesto, las maletas desperdigadas por Japón (Tokio y Kioto) y mochila a la espalda con lo justo para poder pasar la noche en Miyajima y sobrevivir un par de días. Serán dos horas en el Shinkansen Hikari de las 8:02 hasta Hiroshima.

Como ayer se leía en la casa de té de Koko-en

" Un día tranquilo, de calma, es un día feliz"

Creo que hoy es un día de tranquilidad y calma por los dos lugares que visitamos: Hiroshima y Miyajima. Hiroshima, pone los pelos de punta por los recuerdos que trae esta ciudad y los principales lugares visitables que giran en torno al trágico ataque nuclear. El único monumento ligado a la tradición japonesa, su castillo, es una reconstrucción que no visitaremos.

Nuevamente sorprende lo fácil que es moverse. Al salir de la estación un tranvía recorre una de las vías principales hasta el estremecedor símbolo de la primera explosión nuclear contra seres humanos, Gembaku. Icono de la ciudad, permanece intacto con sus escaleras metálicas retorcidas desde el día que el recordado por Orchestal Manuvers in the Dark (OMD), Enola Gay, lanzó la primera bomba atómica. Paseamos con un silencio sobrecogedor por el Parque de la Paz, epicentro de la explosión y donde el tañer de su campana genera una intensa emoción.

Hablar del Museo Memorial de la Paz es difícil. Se hace un nudo en la garganta nada ver los primeros recuerdos. Los ancianos voluntarios explicando los murales hace pensar que seguramente pasaron por esos momentos humillantes para la Humanidad.
Después de describir el Hiroshima de antes de la explosión, comienza la parte trágica desde el momento de la explosión. Va recordando y mostrando pertenencias de personas, incluso niños, que murieron como consecuencia de aquel trágico día. Mensajes como:

"Ropa quemada de xxxxxx, niña de 12 años expuesta a 1500 m del epicentro de la explosión"

van encogiendo el estómago según se recorre el museo. Sensación que se acrecienta al ver crudas imágenes de heridas y quemaduras producidas en el triste episodio.

Leer actas y cartas sobre los motivos reales y el flujo de decisiones antes del ataque, genera mayor repulsa al uso de este tipo de armas.
Salimos antes de ver todo, con la disculpa del tiempo pero con la garganta totalmente seca.

Para comer nos habían recomendado un restaurante, Okonomi-mura, a unos quince minutos y tiempo suficiente para recuperar parcialmente del impacto. Al final resulta ser un edificio repleto de restaurantes, o mejor dicho, pequeños puestos rústicos con planchas que prepararan la típica pizza o pan cake japonés, el okonomiyaki. Elegimos el primero en el que parece que hablan un poco de inglés y además tiene un cartel de "Japan Lonely". Todo se cocina sobre una plancha, empezando con una primera capa similar a pasta, verduras, noddles, bacon, gambas o calamares u otro ingrediente a elegir y se cierra con huevo que se extiende circularmente. Se come caliente sobre la plancha con una especie de pala o espátula que hace las veces de cuchara y cuchillo. Totalmente recomendable y nuevamente con la sensación de barato, 2500Y con cerveza -quizá lo más caro en Japón-.

Regreso en tranvía hasta la estación de Hiroshima, tren hasta Miyajimamuchi y ferry para cambiar totalmente de registro.

Miyajima, es el capricho y lujo del viaje. Esta pequeña isla se encuentra pegada a la costa (15 minutos en ferry) y es uno de los mejores parajes del país. Sin descanso, nada más bajar, nos dirigimos a, posiblemente, una de las mejores y más representativas estampas de Japón: el torii de Miyajima. Totalmente distinto a todo lo visto hast ala fecha, impresiona flotando delante del templo (Itsukushima). La marea aún está bajando, la próxima vez hay que preparar mejor el viaje con la previsión de mareas.

Tras el primer paseo por las callecitas de la isla damos paso al tiempo de descanso y porqué no un poco de lujo: el ryokan Benten No Yado Itsukushima.

La cena, en una habitación privada, está compuesta por, nada más y nada menos, diez platos es deliciosa, con una cuidada mezcla de pescados, sopa cocinada en la mesa, carne, mariscos, verduras y rematada por un postre de mango. Pocas veces he cenado así.

Pero aún queda el baño privado en el onsen. La ceremonia del baño es particular, "ducha" -sentados en un pequeño taburete y arrojando el agua con un pequeño cubo - y baño a unos 40º en una "bañera" circular de madera. Difícil aguantar el calor y poco a poco las salidas se repiten con mayor frecuencia. Más adelante nos enteramos que las pequeñas toallas no sólo servían a modo de apoyacabezas, sino que tenían un uso más medicinal: evitar desmayarse por una bajada de tensión.

Después del baño, la tensión parece bajar y las pocas energías que quedaban desparecen, por lo que la visita nocturna al torii se queda en disfrutar desde la terraza de las maravillosas vistas nocturnas.

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