
Indudablemente la mejor vista que se puede tener de Ammán, la encontramos en la
Ciudadela. Desde sus ruínas puede apreciarse las escarpadas colinas (el número varía según quien lo dé) que forman la ciudad cubiertas por pintorescas casas junto a lujosos hoteles y modernos edificios. Otro de los puntos de referencia es el esbelto mástil que sostiene una de las banderas más grandes del mundo. En Aqaba, en la costa puede observarse otro de similares dimensiones.
En la subida, se pasa por la entrada al
palacio real situado en el alto de una colina. Aprovecho para comentar uno de los hechos que más pueden chocar en el viaje: el infinito número de fotografías de los actuales monarcas, incluso rodeados de sus hijos. En rotondas, monumentos, edificios públicos, escuelas, allá donde mires encontrarás una foto del
Rey Abdullah II. Por ejemplo, desde la ciudadela se puede observar la situada en lo alto del teatro y viceversa, desde el teatro puede observase una situada en la colina de la Ciudadela.

Dentro de la ciudadela y a parte de sus magníficas vistas panorámicas, destacar el palacio restaurado con dinero español y, particularmente me sorprendió encontrar algunos de los rollos del Mar Muerto (reproducción) en su pequeño museo.

Tras dejar la Ciudadela bajamos al enorme y muy bien conservado
Teatro Romano. Empieza el entrenamiento de subir escaleras pues no hay que perderse la vista de vértigo que hay desde los graderíos superiores.
Los museos situados dentro del teatro ofrecen una vista de las costumbres y vestimenta jordanas. Son curiosos los zapatos de más de 20 cm de tacón que se pueden ver en una de las vitrinas. ¿Coquetería o utilidad?

Todo viajero en Jordania, busca un destino: Petra. Sin embargo,
Jerash será una agradable sorpresa en el viaje. Esta ciudad de origen romano invita a pasear y recorrer tranquilamente sus calles admirando sus perfectamente conservadas columnas, capiteles, etc.
La visita parte en el centro del visitante, y empieza en el colosal arco de Adriano, continúa por el hipódromo (con espectáculos creo recordar a las 14) y accede a la antigua ciudad por una de sus antiguas cuatro puertas, su puerta sur. Desde ahí, uno puede visitar el antiguo teatro de similares características al visto en Ammán pero de menores dimensiones.

A la salida del teatro y en dirección a la iglesia de San Cosme y San Damián, decorada con magníficos mosaicos, podemos encontrarnos la mejor vista del conjunto con la ciudad moderna de fondo.
Destaca sobre todo el conjunto la plaza oval que nos recibe y despide de la visita con sus más de sesenta columnas vueltas a levantar después de su casual descrubrimiento por el ejército.

Destacar también, los descritos por la guía lonely planet como "alocados gaiteros" del antiguo teatro que amenizan el descanso en las gradas con marchas militares como el
himno oficioso escocés ,
Flowers of Scotland , que pone los pelos de punta en los prolegómenos de los partidos de rugby de su selección. Su vestimenta es ejemplo de la tradición, aunque se hecha en falta el típico puñal curvado.

No perderse la foto con los capiteles como corona en el templo de Artemisa. A buen seguro los niños del lugar nos lo recordarán. ¡Es increíble que dominio de las cámaras tienen!
En uno de las columnas, introduciendo una cuchara, puede verse como la columna no permanece estática sino que admite un ligero movimiento pendular que la protege de los terremotos que tantos destrozos han provocado en la zona.

La salida por su calle principal,
Cardo Maximus permite observar curiosos detalles como alcantarillas y rodaduras de carros marcadas en el empredrado, o el cruce con la otra calle que cruzaba la ciudad, decumanus sur.
No tenemos tiempo para llegar a la puerta norte que cierra Cardo Maximus, pero desde el autobús se puede ver que está en proceso de restauración.
Antes de subir al autobús y punto de paso obligatorio hay un pequeño zoco con puestos que permiten desplegar todas las habilidades de regateo a aquellos que les guste.

Nos esperan unas dos horas para llegar a
Gadara o
Umm Qais, ciudad grecorromana y con un impresionante balcón sobre el
Mar de Galilea o lago Tiberiades y los
altos del Golán, marco de la
Guerra de los Seis días . Otra de las constantes del viaje, especialmente en parajes como éste, es la
calima que impide una visión nítida, ejemplo de ello es la
fotografía de este valle en la wikipedia.

Llegamos con el tiempo justo pues el recinto cierra a las 16 y la luz nos abandona a eso de las 17 pero casi en el mejor momento del día, permitiendo disfrutar de un nuevo atardecer rodeados de este bello paraje. Dentro del recinto destacar el teatro, el batisterio octogonal, la antigua calzada y en general las viviendas que aún se encuentran en pie.
El regreso a Ammán es largo, casi tres horas, pero creo que ha merecido la pena.