
Antes de comenzar el largo camino de vuelta, nos quedaba una última compra: conservas de la zona. Decidimos llevar la contraria a Peter, que nos lo había desaconsejado, y visitar la península de Quiberon.
En dirección a Quiberon, sorprende a mitad de península el istmo de apenas 200-300 metros de ancho que la une a tierra, ¿cuántos años de evolución la convertirán en otra isla?
La verdad es que Peter tenía razón es una zona eminentemente turística pero donde pudimos ver gente mariscando y practicando curiosos deportes como la vela sobre ruedas.

Iniciamos el regreso un poco más tarde pues la tienda abría a las 10 y nos habíamos perdido un poco entre toda la variedad que nos ofrecía.
Paramos en Burdeos (Bordeaux) para comer algo rápido en un McDonalds que se encuentra justo en una de las salidas de la circunvalación, no tiene pérdida. Parecía España ya, bastaba con escuchar al rededor.
Algún peaje más (creo que sobre los 60 euros en total) y unas cuantas horas de viaje para llegar por fin a casa. Se hicieron más largas debido al mal tiempo, sobre todo por Burgos, donde estaba nevando.
Vuelta a España después de cinco maravillosos días recorriendo esta tierra llena de leyendas y lo que creo más destacado: un perfecto equilibrio naturaleza-hombre.
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