sábado, 7 de marzo de 2009

Molina de Aragón: Quads

Fin de semana sobre cuatro ruedas, aunque un poco especial. No importa el madrugón del sábado pues espera un intenso y atr-@ctivo (sigue el link) fin de semana. ¡Iba siendo hora de olvidarse del frío de este crudo invierno !!

Primer contacto con las cuatro ruedas, un paseo y en dos horas de tranquilo viaje por la A2 aparecemos en Molina de Aragón.
Sorprende durante la ruta los innumerables aerogeneradores que día a día van cambiando el relieve de España. Pero es al llegar a Molina donde las murallas del castillo nos despiertan.

Y toca el esperado cambio de ruedas, los quads de Molina @ctiva nos esperan. Divertidos -especialmente con un poco de barro-, seguros -el peligro es la imprudencia y la desafortunadmente falta en algunos del menos común de los sentidos-, y muy fáciles -15 minutos basta para aprender a manejarlos-, son un entretenido medio para disfrutar de la naturaleza de lugares, a veces "innacesibles" pero imprescindibles como el Parque Natural del Alto Tajo.

La ruta que Fernando nos ha preparado es una auténtica delicia. Empezamos sobre las 12 y disfrutaremos de más de 100 km donde se ponen a prueba todos los sentidos:

la vista, ¿es el agua un reflejo del verde paisaje formado por pinos, sabinas, etc?
el olfato, una delicia poder recuperar el olor a tierra mojada, a pino, a hierba que la ciudad nos atrofia
el oído, marcado por dos extremos. El ruido del motor de los quads y la paz del silencio. ¿Como alguien acertádamente comentó ¿qué haríamos sin momentos como estos?
el gusto: nunca un bocadillo ha sabido también. Tras varias horas sentados sobre el quad, disfrutar rodeados de pinos y con el sonido de las grullas, un bocata de jamón es un placer irrepetible!
el tacto: sí, sí también el tacto. En especial el callo que se crea en el pulgar derecho con el acelerador.

Empezamos en Molina y despúes de unos kilómetros de tranquila ruta por asfalto llegamos a la Ermita románica de la Virgen de la Hoz. Rodeada de magníficas rocas que parecen querer ser la puerta al Parque Natural, es la perfecta recepción a éste .

Dando la espalda a la ermita es fácil comprender su nombre.

La ruta es una continua sorpresa donde se suceden paisajes, pallozas, buitres, despistadas grullas. La foto final hace sencillo entederlo y bien merece la pena las agujetas que nos esperan mañan en músculos que mejor no nombrar.



Gracias Marga, Fernando.

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