
Le Mont Saint-Michel parece sacado de un cuento infantil. Hay lugares que ganan pero cuando te vas acercando a esta maravilla, te vas dando cuenta de su belleza y espectacularidad. Si bien la mano humana ha destrozado la naturaleza en muchos lugares, tengo que decir que aquí ambos se han conjugado para lograr uno de los lugares más bonitos que he visitado. Su historia es curiosa, nació como santuario en honor del Arcángel en el 708 , pasando or abadía, fortaleza durante la guerra de los Cien Años llegando a ser utilizada incluso como prisión.
No teníamos claro si visitar (12 €) la abadía pero ahora tengo que decir sin dudarlo que no debe perderse. Primero por la vistas y en segundo lugar por lo destacado de su construcción. ¡Cómo han conseguido con los medios de la época ir nivelando un peñasco!. La sucesión de estancias y criptas en diferentes niveles es destacable.
No olvidar recorrer no sólo la calle principal, sino también subir y caminar por sus murallas. Para bajar a la playa, es mejor llevarse unas botas de montaña pues no es arena sino limo. La foto está sacada desde la playa.
En esta época del año no hemos tenido problemas pero recordar que es la segunda visita preferida por los turistas en Francia. Pregunta sencilla, ¿cuál es primera?. Peter nos comentó que en verano debe llegar temprano para poder visitarla y eso que la zona de aparcamientos (4 euros) es enorme.
Al dejar la isla, hay otra foto muy típica con las ovejas y Le Mont Sant-Michel de fondo.
Y llegamos a St-Malo, denominada "Madame La Corsaria". Los grandes nombres de la piratería han ido llenando los carteles de las calles. Llegamos cuando la marea aún no había subido, y pudimos contemplar una panorámica de la "Plage de Bons Secours". Con marea baja es posible visitar la isla y Fort National, el castillo de la foto.
Primero recorrimos la parte antigua de la ciudad dando un paseo por su muralla (camino de los bastiones) que permite rodearla por completo. Se accede desde la Porte Saint-Vicent, y permite disfrutar de las fachadas de granito típicas de la ciudad, que fueron destruidas durante la II Guerra Mundial y reconstruidas por la población, en un arrebato de patriotismo. A continuación, el centro histórico, el llamado "Intra-Muros" donde aprovechamos para comprar un par de quiches.
Abandonamos Saint-Malo para dirigirnos a Cap Fréhel con su faro y las vistas de sus

Fortaleza edificada por la familia Gognon-Mantignon entre los siglos XIII-XIV para proteger la zona de los envites de los ejércitos francés e inglés. Fort La Latte se puede visitar por dentro desde el 1 de Junio hasta el 30 de septiembre de 10 a 12:30 y de 14:30-18.

Dada la época del año y la hora (ya eran cerca de las seis), nosotros nos conformamos con dar un paseo desde el aparcamiento hasta la fortaleza (nos llevó unos 10 minutos), para descubrirla frente al mar.
Desde aquí se puede acceder a Cap Fréhel a través de una senda. Indican que el camino es de aproximadamente una hora, pero nosotros no tenemos esa posibilidad, por lo que volvimos en coche (10 minutos). Tuvimos la suerte de ver como empezaba a atarceder desde este Cabo con los acantilados de fondo.
Llegamos a Dinan ya al anochecer y tras aparcar en el parking junto al Hotel de Ville, nos dirigimos a la puerta principal del casco antiguo, junto a la oficina de turismo. Afortunadamente, Peter nos había prestado un plano turístico de la ciudad ya que la oficina cerraba a las 18. Seguimos una de las rutas que indicaba.
Guardo un grato recuerdo del paseo por Dinan . A pesar de estar cansados, creo que fue otra de las visitas para recordar. Eso sí también lo recordaré por la bajada sin fin hasta el puerto, que después se conviertiría en una "dura" subida.
Pasear al atardecer sin apenas personas en las calles fue algo impactante y eso sí, totalmente seguro, algo que tengo que subrayar en todo el viaje.
Suzanne nos había recomendado la Creperie Anha en el 7 de Rue de la Poissonnerie, justo cuando la calle principal empieza a descender. Un concepto de creperie un poco más refinado pero totalmente recomendable. Nuevo acierto de nuestros anfitriones y que después también la encontré recomendada en nuestra guía Traveler.
Vuelta cansados pero contentos por la jornada.
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