miércoles, 19 de marzo de 2008

Viaje a Bretaña. Día 3

Tras un desayuno con croissants y manzanas del huerto de Suzanne y Peter, nos despedimos de ellos y comenzamos nuestra ruta. Por cierto, Suzanne da clases de inglés y francés, por si alguien está interesado en combinar turismo y aprendizaje de un idioma, me parece una buena opción.

Hoy la idea es visitar la costa de Goële y la de Granito Rosa. Peter nos había recomendado algunos pueblos y parajes, a los que sobre la marcha fuimos añadiendo otras paradas. Fueron tantas las paradas que hicimos este día, que al escribir esta entrada sólo unos días después tengo algunas dudas. Espero no equivocarme.

Antes de subir hacia la costa y tal como Peter nos recomendó, nos detenemos en Jugon Les Lacs localidad que se encuentra a sólo 5 minutos de su casa. Después de un corto paseo visitando su iglesia compramos algunos "víveres" para el día pues la idea era comer en alguna de las playas del día.
El recuerdo de las guerras sufridas por las gentes de esta región y el mar de sufrimiento dejado es visible en muchas de sus iglesias. Ver sus cementerios y memoriales hace aflorar sentimientos sobre esta terrible tragedia del siglo XX que esperemos no se vuelva a repetir.

Binic, St Quay Portrieux, Paimpol fueron nuestras primeras paradas en la costa. Todas estas son localidades costeras con características muy similares, donde el puerto marca su visita.
Hacemos también alguna parada en las playas de la zona que nos recuerdan mucho a las playas de Asturias y Cantabria.

En todo viaje te encuentras maravillosos lugares que no esperas. Parece que no somos los únicos a los que nos ha pasado con la Abadía de Beauport en nuestra ruta a Paimpol, tal como he leido en otro blog.
Es una abadía que se encuentra a escasos metros del mar (ver la foto de su web) y fue origen del camino de Santiago para muchos peregrinos (foto en la entrada inicial sobre este viaje).
La cercanía del mar, el verde paisaje que la rodea hacen de ella una parada especial.

Después de visitar Paimpol, del cual destacaría su bonito puerto, abandonamos la costa y nos dirigimos a Tréguier, donde otra vez tengo que destacar la arquitectura de las casas, especialmente en su plaza. Le dedicamos poco tiempo a pasear 15-20 minutos. Destacar otro cartel singular: el de la tienda de fotos.

Desde allí subimos hacia la costa con destino Plougrescant, en cuyas inmediaciones se encuentra un área llamada Le Grouffe. Nos costó un poco encontrarla pues no recordábamos el nombre con exactitud pero la señalización es muy completa y fácil de seguir. Fue nuestro primer contacto con las formaciones de piedra que dan el peculiar aspecto a esta parte de la costa.
Sorprenden las formas de las rocas y como la mano del ser humano ha sabido sacarles partido. Un magnífico ejemplo, se encuentra en el camino (10-15 minutos) que lleva desde el parking hasta la costa.
La vista de la costa al final del camino es alucinante !
Seguimos bordeando la costa dejándonos guiar por los carteles de una ruta costera (no recuerdo el nombre) y olvidándonos de las indicaciones del GPS. No era ni la primera vez, ni sería la última que prescindimos del navegador pues haciendo turismo merece la pena "perderse" o seguir el camino más largo de vez en cuando. Vamos parando tranquilamente en pequeñas playas y parajes de belleza singular.

Pasado Perros Guirec, bajamos hacia la costa para realizar una parada en la playa de Trestaou, un poco turístico. Pero es al salir de Perros Guirec donde al parar en un mirador, nos encontramos lo que estábamos buscando: Sentier des Douaniers, la senda de los aduaneros que vigilaban la costa. Justo debajo del mirador en la entrada a un parking existía un acceso a la senda. Esta ruta que rodea toda la costa, era la utilizada por los vigilantes costeros de ahí su nombre.
Con tiempo suficiente es un paseo gratificante entre Perros-Guirec y Ploumanac'h. Nosotros subimos hasta el faro Mean Ruz (primera foto de esta entrada) recorriendo una pequeña parte del sendero.

Se me olvidaba comentar la magnífica rehabilitación de este paisaje costero. En muchos puntos de la costa los senderos están acotados para evitar que se pise la flora del alrededor. Es otro de los puntos que deberíamos copiar aquí y no dejarnos llevar por la masificación y crecimiento sin control del turismo.

Acabamos la jornada en Roscoff, otra bonita localidad costera dedicada por entero a la explotación de los productos de la mar: algas, pesca, etc. Destacar el faro y las construcciones de piedra junto al puerto.

A pesar de que el reloj solar no marcaba las horas, siguiendo el consejo del famoso bolero cantado por Luis Miguel, el cansancio de la jornada ya podía con nosotros. Así, después de un breve paseo por el centro emprendimos camino hacia el hotel que estaba a más de 1 hora.

Comenzamos el viaje al sur de Bretaña, pasando por el centro de la región, apenas poblada. Durante el trayecto, subimos al alto de Roc Trévélez desde donde divisamos una espectacular vista de este paraje envuelto en un rojizo atardecer. En esta ruta también nos encontramos con Pleyben, donde se puede ver uno de los mejores calvarios de Bretaña.

Rodeamos Quimper ya de noche, ahora sí, siguiendo las indicaciones del GPS, y seguimos viaje hasta la costa. El Hotel Ville Tri Men, en Ste-Marine, fue el hotel elegido para la tercera y cuarta noche. Recomendado por Traveler, es un pequeño hotel con gusto, emplazado en un espectacular paraje frente Bénodet que podía disfrutarse desde la ventana de nuestra habitación.
Habitación más barata 110€ en temporada baja. El desayuno no merece la pena (14€ ) pues tampoco ofrece gran variedad.

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