Dicho lo dicho, tengo que decir que el calificativo de típico no debe eclipsar lo que espera: espectaculares playas para descansar e increibles recuerdos del pueblo maya.
Por otro lado, el viaje aunque largo se hace llevadero con un par de películas, algún libro o la misma guía para preparar las excursiones en el último momento.
La Riviera Maya es un ejemplo, no sé si de planificación turística o todo lo contratio. Kilómetros y kilómetros de playas con hoteles donde nunca ves el fin. Bueno sí, él que nosotros elegimos que parece ser el último de todos.
En el aterrizaje es un buen momento para apreciar la herida en la jungla en torno a Playa del Carmen. Por cierto, nosotros ni la visitamos, pues es una ciudad reciente que vive casi en exclusiva del turismo.
Si bien la fama recae sobre todo en su pirámide, no sabría decir cual de todos los edificios -el campo de juego de pelota, el observatorio, el templo delas mil columnas, el cenote sagrado, ...- sorprende más.
Desde luego es algo que me ha sorprendido y ya por sí solo merece el viaje.
Por cierto, si quieres realizar alguna compra aquí está la "Quinta Avenida" del turista, en el camino que lleva al Cenote Sagrado podrás encontrar la mayor variedad de productos tradicionales a buen precio, siempre previo regateo.
A un kilómetro se encuentra Ikil uno de los mayores cenotes, ya muy bien preparado para turístas con taquillas, duchas, escaleras de acceso, etc. Olvídate del miedo y tírate desde la plataforma a 4-5 metros, una maravilla el chapuzón.
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